Brasil dio inicio a lo a celebración del Carnaval, uno de los más famosos del mundo, una fiesta que mueve multitudes desde dentro y fuera del país. Los brasileños dicen que el año empieza solo después del carnaval, que en esta ocasión resulta ser el primero tras la pandemia del covid-19.

Las canciones de samba llenan las calles de Río de Janeiro y las comunidades de clase trabajadora se ven animadas, emocional y económicamente por la tradicional fiesta.

La pandemia de Covid-19 del año llevó a Río a retrasar el Carnaval dos años y diluyó parte de la diversión; en esta oportunidad, el gobierno federal de Brasil espera que 46 millones de personas se unan a las festividades que comienzan oficialmente el viernes y terminan el 22 de febrero.

Estas ciudades ya han comenzado a dar rienda suelta a las fiestas callejeras.

Comparsas, como la centenaria Cordão da Bola Preta de Río de Janeiro y el Galo da Madrugada de Recife, el frenesí en las calles de Salvador de Bahía y los desfiles de las escuelas de samba, entre otros, encendieron nuevamente la mayor fiesta popular del país.

El tradicional ‘bloco’ Cordao da Bola Preta, en el que las personas acostumbran vestir ropas blancas con bolas negras, recorrió por centésima tercera vez las calles del centro de Río de Janeiro, encabezado por artistas, como las actrices de telenovelas Paolla Oliveira y Leandra Leal.

El clima de jolgorio se apodera de todo el país después de una “resaca” de tres años y se extenderá hasta el mediodía del Miércoles de Ceniza.

En Sao Paulo, la mayor metrópoli del país y donde el Carnaval callejero toma cada vez más fuerza con centenas de ‘blocos’ esparcidos por toda la ciudad.

“Hemos esperado tanto, nos merecemos esta catarsis”, dijo Thiago Varella, un ingeniero de 38 años que asiste a la celebración.

Fuente: LB/ El Pitazo