El pelotero de Detroit Tigers, Miguel Cabrera, se despidió del béisbol en las Grandes Ligas por todo lo alto y con los máximos honores que le correspondían por su inmensa carrera de 21 años.
Para cerrar su larga trayectoria con broche de oro, el conjunto de Detroit se llevó la victoria ante Cleveland Guardians y cerraron de forma positiva una temporada con numerosos altibajos.
Ya para el compromiso, Miguel Cabrera tomó cuatro turnos y en último negoció boleto, en todas las oportunidades que pisó el home fue ovacionado por los casi 40.000 asistentes.
Estando ya a solo un par de innings para que se acabara la extensa película de Miguel Cabrera en Grandes Ligas, el manager de Detroit, A.J Hinch, mandó al criollo al diamante para jugar una última vez más a la defensiva.
El encuentro se desarrolló como si de un guion de película se tratase. Eduardo Rodríguez se encargó de abrir por los de casa y se mostró más dominante que nunca, y no era para menos, ya que se trataba de una jornada emotiva por el maracayero.
Si bien el propio Miggy no logró conectar un último imparable, sí logró embasarse gracias a una base por bolas en la séptima entrada en su última visita al plato. A todas estas, el equipo se vio inspirado e hizo los deberes para terminar consiguiendo el triunfo por 5-2.
Pero antes del último out hubo más emociones. En el octavo episodio, el manager A.J. Hinch le dio la oportunidad al maracayero para que defendiera la primera base una vez más antes del inminente retiro. Las probabilidades de que un roletazo fuera directo hacia él eran bajas, pero como era su día todo iba a salir de maravilla.
Steven Kwan fue el último rival al que Miggy logró poner out en un juego de las Mayores, luego de que justamente bateara una línea por ese costado.
Tal como nos tuvo acostumbrados, capturó la pelota con elegancia y corrió hasta la almohadilla para concretar su último out. Tras eso, los aplausos, las emociones, las lágrimas y las sonrisas pusieron punto final a la historia de una leyenda del mejor beisbol del mundo.
Brillante trayectoria
En enero de 2000, a Miguel Cabrera, de 16 años, le dieron la oportunidad de participar en un juego de recaudación de fondos para los damnificados de la tragedia de Vargas. Lo colocaron al lado de David Concepción y Omar Vizquel y aquel niñote, que por entonces era shortstop, cometió la irreverencia beisbolística de tomar un batazo y pasarle la bola, acrobáticamente, por detrás de la espalda a uno de aquellos monstruos. Lo hizo sin miedo, con desparpajo y fue un presagio de lo que vendría después, cuenta el dueño de la anécdota, el periodista Humberto Acosta.
Al primero a quien Acosta oyó hablar de Cabrera fue a Josman Robles, un expelotero dedicado a labores técnicas. Anota ese nombre, aconsejó Robles, y Acosta lo hizo, pero eventualmente se olvidó, hasta que estalló la noticia: a un chamo de Maracay le habían dado casi dos millones de dólares solo por firmar contrato.
Cabrera no tardó nada en confirmar las profecías. En 2003, con 20 años, debutó en las Grandes Ligas… ¡y de qué manera! En su primer juego, desapareció un envío de Al Levine para dejar en el terreno a los Rays de Tampa Bay. Así comenzó una fulgurante carrera con los Marlins de Florida (ahora de Miami), que ese año se coronaron, venciendo a unos Yanquis de Nueva York plagados de figuras.
Fuente: Meridiano
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