Ni la iglesia se salva en Venezuela de los negocios turbios empresariales para fines personales. Este es el caso de Honneger Molina, párroco de la Iglesia La Anunciación del Señor de La Boyera, Caracas, y famoso en TikTok por sus videos y el discurso altisonante de sus misas.
Lo que no saben los feligreses del vecindario, es que detrás de la sotana, se esconde un personaje que transa en nombre de Dios “donaciones” de empresarios mafiosos ligados al poder económico que él mismo deplora es sus sermones domingueros.
El empresario de origen libanés Antonio Chambra Brouri es uno de ellos. Conocido por ser dueño de Traki y Miss Venezuela, ese personaje sería uno de los socios más cercanos al padre Molina, quien tiene una vida de lujos sin precedentes, conocida y cuestionada por otros miembros de la iglesia católica de Venezuela.
De la noche a la mañana instauró una moderna hacienda en Canaguá, Mérida, con más de 20 mil hectáreas de terreno y unas 12 mil cabezas de ganado. Se sabe que a través de terceros es dueño de una red de frigoríficos en la zona andina del país.
Molina, quien también es vicario episcopal de medios de comunicación de la Arquidiócesis de Caracas, ha logrado tejer una red de relaciones con empresarios y políticos desde estos espacios de poder para beneficiarse económicamente.
El medio El Publique detalla que Honneger Molina, junto al ecónomo diocesano Alejandro Luis Keri Zeppenfeldt, (envuelto en un escándalo de corrupción y malversación de fondos en la Arquidiócesis de Caracas) frecuenta lujosas fiestas VIP en mansiones de empresarios del jet set de Caracas donde no falta el alcohol, prostitutas y menores de edad.
Estos desnalgues no son lo único grave. Estas mismas fuentes anónimas aseguran que Molina lava dinero a través de la ONG de su propiedad llamada Funda Epékeima, ubicada en Caracas y a través de la cual brindan “apoyo” a niños y jóvenes vulnerables en las comunidades.
Otro de los empresarios mencionados en esta red es Gonzalo Morales Divo, el supuesto favorecido por el milagro de José Gregorio Hernández, quien se declaró culpable de corrupción, soborno y lavado de dinero en Estados Unidos, en una trama de Pdvsa.
Este empresario habría costeado los gastos de un tribunal eclesiástico conjunto entre la Arquidiócesis de Caracas y la Arquidiócesis de Miami, que se instaló en 2022 en Miami para certificar su sanación milagrosa y presentarla ante la Santa Sede.
Los intereses económicos explicarían el silencio de Molina, quien ha sido criticado por no haberse pronunciado sobre los antecedentes de Morales Divo, cuyo pasado podría empañar la canonización de José Gregorio Hernández.
Redacción LB
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