Ecuador comenzó a registrar este viernes los primeros apagones anunciados por el Gobierno para racionar la electricidad y hacer frente a una crisis de energía que no se veía en el país desde hacía al menos unos quince años, producto de una histórica sequía de los ríos de la Amazonía donde se encuentran las principales centrales hidroeléctricas del país.
Con una matriz eléctrica que depende en gran medida de los embalses construidos en la región amazónica, estos no cuentan con el agua suficiente para atender la creciente demanda nacional y el déficit actual eléctrico asciende a unos 460 megavatios por día, según datos del Gobierno.
En situaciones como esta, Ecuador acostumbra a importar excedentes de electricidad de Colombia, pero el país vecino también afronta una situación de estiaje y toda su capacidad generadora se está destinando a abastecer su mercado nacional, de acuerdo con lo reportado el jueves por las autoridades ecuatorianas en rueda de prensa.
Mientras, la interconexión eléctrica con Perú es todavía muy limitada y recién en estas semanas se prevé que se firme la financiación que aportará el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Europeo de Inversiones (BEI) por cerca de 250 millones de dólares (unos 236 millones de euros) para construir una línea de alta tensión de 500.000 voltios en lado ecuatoriano de la frontera, que no estará operativa hasta por lo menos 2026.
Así, los primeros cortes de electricidad comenzaron a darse desde las 8:00 hora local (13:00 GMT) en la mayor parte del país y causó sorpresa en muchos ciudadanos que no estaban enterados de la medida anunciada menos de veinticuatro horas antes por el Gobierno.
Estos apagones, que se pueden prolongar hasta entrado diciembre, están previstos que sean de cuatro horas al día en regiones de la sierra y de la Amazonía, y de tres horas en la región de la costa, en un segmento horario que va desde las 7:00 hasta las 18:00, por lo que en principio no está previsto por el Gobierno que haya cortes durante la noche.
En principio los cortes no afectarán a la producción petrolera, uno de los grandes pilares de la economía ecuatoriana, pero ninguna autoridad ha podido precisar cuál será el impacto económico de esta medida, que ha generado el rechazo de la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor).
Esta situación se produce además en un momento de transición del Gobierno, donde en noviembre se espera que asuma el poder ejecutivo el electo presidente Daniel Noboa, quien ve cómo la escasez de electricidad se suma a otros complicados retos que tiene por delante, como la crisis de inseguridad y violencia del crimen organizado y el déficit que va en aumento este año.
En un mensaje publicado en redes sociales, el aún presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, manifestó su comprensión con las molestias causadas en la población por estos apagones.
«Comprendemos la indignación que han causado los cortes de luz en el país. Estamos conscientes de sus efectos y lamentamos que tengamos que atravesar por esta situación», dijo el mandatario.
«Pero vivimos el peor estiaje no visto en los últimos 50 años. Además, el consumo ha crecido un 15 % y la generación de energía es insuficiente para cubrirlo», añadió el mandatario.
Para la administración de Lasso los apagones se han sumado a otras críticas por su gestión, especialmente por parte del correísmo y de su líder, el expresidente Rafael Correa (2007-2017), quien en redes sociales asegura no comprender cómo un país que al final de su mandato exportaba electricidad ahora vive una situación que se asociaba con el siglo pasado.
Y es que para encontrar una situación similar de racionamiento de energía en Ecuador hay que remontarse a entre quince y veinte años atrás, cuando la capacidad de generación de energía eléctrica de Ecuador era menor, como también lo era la demanda.
Para tratar de cubrir el déficit eléctrico, el Gobierno hará una licitación urgente por 160 millones de dólares para contratar fuentes de energía emergente que no se esperan que estén activas hasta mediados de diciembre, a lo que se suma una importación de gas natural para alimentar centrales termoléctricas como la de la sureña ciudad de Machala, pues la producción nacional de gas no alcanza para alimentarla en toda su potencia.
Además de la Termogas Machala, de la que se espera que aporte 80 megavatios, el Ejecutivo también trabaja a marchas forzadas para recuperar el parque termoeléctrico, especialmente con las dos centrales de Esmeraldas que pueden dar 167 megavatios y que se esperan que se activen a finales de octubre.
Asimismo, Lasso anunció que el Gobierno otorgará «títulos habilitantes al sector privado para la generación aproximada de 250 megavatios», una operación que se concretará a finales de diciembre o principios de enero.
Todos estos plazos pueden acortarse si llegan las lluvias que deben comenzar a darse en estas fechas de octubre, un mes conocido por ser el inicio de la época de lluvia en la sierra andina y en la zona amazónica, lo que puede abastecer los embalses y recuperar una situación de normalidad en el país.
(LB/Infobae/EFE)
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