Los Benjamins

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Las obreras hacen una pausa para el almuerzo en la construcción de un edificio en Caracas, el 22 de febrero de 2023 © Miguel ZAMBRANO / AFP

© Miguel ZAMBRANO / AFP

Contra todo estereotipo, un colectivo de venezolanas construyen un edificio para sus familias

«Muchas veces nos han dicho: «allí vienen las machorras», hemos sufrido comentarios despectivos horribles», comenta Yrcedia Boada, que forma parte de un colectivo de construcción donde 80% son mujeres.

Durante años trabajó como vendedora, andaba «entaconada» y maquillada. Hoy construye un edificio junto a otras mujeres, la mayoría madres solteras, para vivir con sus familias en Caracas.

Charlote Araque, otra de las obreras, el 22 de febrero © Miguel ZAMBRANO / AFP

«Primera vez que conozco a una mujer que sea maestra de cabillas», celebra Luis, que espera continuar sus estudios en mecánica. «Mi mamá es una guerrera», señala tajante.

En el grupo hay enfermeras, maestras, esteticistas y oficios que nada tienen que ver con la construcción. Varios de sus hijos también participan. Llevan uniformes grises con cascos rojos.

Hace ocho años, cuando ubicaron el terreno para construirlo, en un complejo urbano ubicado en Antímano, ninguna de las 75 sabía de plomería, mucho menos de lectura de planos y cemento. Les tocó formarse.

Un grupo de mujeres conforma el 80 por ciento de la mano de obra en un urbanismo ubicado en la barriada caraqueña de Antímano, en Venezuela. © Miguel ZAMBRANO / AFP

«Lo mío eran las manualidades y la pastelería», cuenta sonriente Ursulina Guaramato, de 49 años, viuda de un albañil, sin interés en ese oficio hasta que salió este proyecto. Hoy comparte la responsabilidad de una compleja red de tuberías junto a Claudia Tisoy.

Esta mujer de 43, artesana y ama de casa, vivirá allí con sus cuatro hijas y un nieto de un año. «Me siento orgullosa de ver aquí tantas mujeres aprendiendo, todos estamos aquí no solamente haciendo viviendas, si no una comunidad», reflexiona.

Que la mayoría de las trabajadoras sean mujeres no fue planificado, es una casualidad que ahora celebran, sobre todo porque Venezuela es un país conservador donde la construcción suele estar reservada para los hombres.

Claudia Tisoy (I) y Ursulina Guaramato (D) trabajan plomería en el edificio que ayudan a construir en Caracas, el 22 de febrero © Miguel ZAMBRANO / AFP

La mayoría de estas familias no tiene casa propia y algunas viven «arrimadas». El colectivo evalúa y asigna los 95 apartamentos. Se beneficia de un programa estatal de autoconstrucción que brinda, sin costo, materiales y orientación técnica.

Señalan que han demorado por múltiples «adversidades», desde la crisis económica, pasando por la pandemia, hasta las sanciones contra el régimen socialista. Pero este proyecto popular con vista panorámica de El Ávila, será una realidad.

(LB/France24)