Apenas un día después de un brutal ataque en un supermercado de Buffalo que dejó al menos 10 fallecidos, casi todos afroestadounidenses, tuvo lugar este domingo una nueva balacera en una iglesia presbiteriana del condado Orange, cerca de Los Ángeles. Allí murió una persona y cuatro resultaron gravemente heridas.
La iglesia Ginebra, donde ocurrió el tiroteo, está en Laguna Woods, una localidad situada al suroeste de Los Ángeles, y de unos 18,000 habitantes, de los cuales el 80% es mayor a los 65 años.
El tiroteo comenzó hacia la 01:26 pm hora local, según el reporte de la oficina del alguacil, cuando los feligreses asistían a un banquete tras el servicio religioso matutino.
Los miembros de la congregación estaban tomándose fotos con un pastor que había regresado de viaje, cuando se escucharon las primeras detonaciones.
Antes de que comenzara el servicio, los miembros saludaron al pistolero -al que nunca habían visto antes- y le dieron la bienvenida. El hombre les dijo que había asistido a los servicios varias veces, pero los miembros dudaron porque nadie lo reconoció, mencionó un testigo al diario Los Angeles Times.
«Oí el ruido de las armas», dijo Jerry Chen, que estaba en una cocina cercana. «Luego oí dos o tres disparos más. Estaba disparando al azar. Vi a algunas personas caerse o meterse debajo de la mesa. Sabía que algo iba mal. Llamé al 911″, agregó el testigo.
De acuerdo con la versión de los testigos, tras la balacera inicial, el pastor golpeó al agresor con una silla cuando hizo una pausa para recargar su arma y otros miembros de la congregación lo abordaron para inmovilizarlo.
Los asistentes detuvieron al atacante, «ataron sus piernas con un cable y le quitaron al menos dos armas» antes de que los oficiales de policía llegaran para arrestarlo, relató el subcomisario Hallock.
«Ese grupo de feligreses mostró un excepcional heroísmo y coraje», destacó Hallock. «Ellos sin duda evitaron heridos y muertes adicionales».
Inmediatamente agentes federales se apersonaron en el lugar del suceso. Los heridos fueron trasladados en ambulancias a hospitales y el agresor fue detenido y llevado a la sede de la policía.
Fuentes policiales informaron que el sospechoso, un hombre asiático de unos 60 años de edad, fue arrestado. Las autoridades también informaron que habían recuperado al menos dos armas de la escena del crimen.
Los tiroteos masivos se han convertido en una situación frecuente en Estados Unidos donde los esfuerzos por regular el porte de armas se han quedado cortos frente al poderoso cabildeo de la industria, incluso después de graves masacres.
LB/UNIVISION
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