Silvio Berlusconi, tres veces primer ministro de Italia y magnate de los medios salpicado por una lluvia de escándalos, falleció a los 86 años a causa de una leucemia. Apodado “el inmortal” por su longevidad en política, había sido ingresado el viernes pasado en un hospital de Milán.
Entre los hombres más ricos de Italia, que llegó al puesto 118 en 2011 de la lista de personas más adineradas del mundo, fue un gran comunicador y un anticomunista convencido, amado y odiado con igual intensidad.
El empresario audaz e innovador que inventó un peculiar e imitado formato de TV en la década de 1980, tuvo que pasar sus últimos años de vida saliendo y entrando del hospital San Raffaele de su ciudad natal.
El político, que esquivó en el pasado todo tipo de turbulencias, ganó 3 elecciones y lideró uno de los gobiernos más largos de la posguerra, padecía una leucemia crónica, según revelaron sus médicos el 6 abril tras haber sido hospitalizado por problemas respiratorios.
Conocido por sus orgías ‘bunga bunga’ y sus chistes vulgares, estuvo años enredado judicialmente en demandas. La que involucraba a una menor de edad de origen marroquí, “Ruby robacorazones”, le significó 3 juicios. Si bien fue absuelto por el delito de prostitución de menor, fue procesado por sobornar a testigos de ese caso.
El ‘Caimán’, uno de sus numerosos apodos, fue primer ministro durante 9 años, entre 1994 y 2011 y consolidó su inmensa riqueza en la década de los 80 y 90, siendo precursor de un estilo de político millonario que ha sido repetido a nivel mundial, que ignora y pasa por alto principios éticos y morales.
En 2013 obtuvo la condena definitiva de 4 años de cárcel por fraude fiscal en Mediaset y por ello expulsado del Senado después de 20 años de presencia continua en el parlamento.
Nacido el 29 de septiembre de 1936, hijo de un empleado de banco, animador de cruceros en su juventud y graduado en derecho, el origen de su enorme fortuna desató todo tipo de especulaciones y sigue siendo incierto.
Padre de 5 hijos de 2 matrimonios y varias veces abuelo, Berlusconi no deja herederos políticos, pero sí muchos económicos, tras el reparto de su inmenso patrimonio.
(LB/AFP)
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