A Joe Biden se lo solían rifar los candidatos demócratas para sus mítines. Antes de llegar a la Casa Blanca, era una figura positiva: senador peleón durante décadas, lugarteniente de Obama en una presidencia histórica, con pinta de patricio venerable pero conectado con la clase trabajadora blanca, que se había desencantado. Ahora muchos le ven como un lastre.
Faltan dos meses y medio para las legislativas de noviembre, la gran mayoría de primarias ya se han celebrado y los candidatos elegidos se lanzan a la carretera con la mirada puesta en las urnas. Todo apunta por ahora a que perderán su mayoría exigua en la Cámara de Representantes y les costará mantener el empate a cincuenta senadores.
Un sondeo de ‘The Washington Post’ entre 60 candidatos demócratas en estos estados ‘bisagra’ muestra que muy pocos quieren que Biden haga campaña con ellos. Un análisis similar ha hecho Reuters, que señala que muchos buscan distanciarse del presidente.
Que Biden sea una figura prescindible o que se quiera evitar tiene que ver con una palabra: inflación. Aunque ha tratado de culpabilizar a Vladímir Putin y su agresión a Ucrania de los precios disparados, los estadounidenses se acuerdan de él cuando van al súper.
Su índice de aprobación se empezó a torcer hace un año con la salida vergonzosa y trágica de Afganistán, empeoró con la persistencia de la pandemia de Covid-19 y se hundió con el avance de la inflación. Se desplomó a 53 % de los estadounidenses durante el mes de agosto, revela nueva encuesta que se realizó con 1006 entrevistas entre los días 1 y 23 de este mes, por la consultora Gallup, publicadas el jueves.
Biden obtiene sus peores puntuaciones en la gestión de la economía con 5 % por los republicanos, 26 % por los independientes y 31 % por los adultos en EEUU.
La aparición en público del presidente, de 79 años, titubeante y envejecido, tampoco ayuda. Como tampoco que se haya convertido en el blanco de todos los ataques republicanos: uno de cada cinco propagandas políticas es un ataque a Biden, que solo aparece con tono positivo en el 3% de la propaganda televisada, según un estudio del Wesleyan Media Project.
(TDA/ABC)
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